Asunción Escribano Hernández: “En los medios de comunicación se ha perdido mucho esa conciencia de la necesidad de cuidar el lenguaje”

El entorno ideal para Asunción Escribano Hernández, catedrática de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA), es moverse en el ámbito poético. Para alguien que ama el lenguaje, la poesía transmite emociones, creatividad, sentimientos y percepciones, generando un espacio de interlocución y disfrute al que se aferra siempre que puede, sin olvidar sus otras aficiones como el piano, la lectura y la pintura. Escribano Hernández, licenciada en Filología Hispánica y en Ciencias de la Información, considera que estamos en un momento en el que la opinión se disfraza en exceso de información y donde el mimo a la palabra bien escrita y el lenguaje cuidado parece cada vez más ausente. Agradecida a la vida por todo lo que le ha dado, la catedrática de Lengua y Literatura Españolas anima a los grupos editoriales a motivar a las nuevas generaciones y crear más premios literarios para jóvenes que permitan sembrar una semilla de lectura de calidad en el futuro.

Pregunta (P): Su tesis doctoral, defendida en 2001, versó sobre el uso periodístico de la lengua y, concretamente, sobre los títulos en prensa. ¿Ha cambiado mucho la forma de titular de los periódicos desde que defendió su tesis hasta hoy?

Respuesta (R): Mucho no, pero algo sí. Lo que he notado en los medios de comunicación es una tendencia de la información hacia a la opinión. Cuando hice mi tesis doctoral, concluí que se trasladaba en la información un punto de vista ideológico a través de usos sutiles del lenguaje. Y, en cambio, ahora el lenguaje ha perdido esa capacidad de ser sutil y es mucho más explícito.

 

Por lo tanto, hay mucha opinión en la información y mucha ideología, cada vez más. Creo que se están escorando los textos informativos hacia la opinión y hay menos división entre géneros, entre tipologías distintas, lo cual perjudica la lectura de quien se acerca a un medio de comunicación; una cosa es que te den informaciones y noticias y, otra, es que tú asistas a la opinión. 

 

Si lo tienes claro, tú te formas tu propio juicio, pero si te introducen opinión en la información, hay cierta tendencia a ideologizar también al lector. 

 

(P): Es autora de 12 libros relacionados con el uso del lenguaje en el ámbito periodístico y publicitario ¿Cómo calificaría el lenguaje que se emplea actualmente en los medios de comunicación? 

(R): Por un lado, muy ideológico y, por otro, muy descuidado. Se ha perdido mucho esa conciencia de la necesidad de cuidar el lenguaje. En gran medida, porque la sociedad lo está descuidando y los propios profesores también somos culpables porque descuidamos el lenguaje cuidado, delicado y ortográficamente correcto. 

 

Profesionalmente, en los medios de comunicación se trabaja con prisas, no tienen tiempo y se precipita y se descuida el lenguaje. Ya no existe la figura del corrector y ahora están los correctores de los ordenadores, que algunos son un desastre. 

 

También hay que hacer una cierta crítica a la Real Academia Española (RAE) porque antes tenía muy claros los criterios y, en mi opinión, ahora ha perdido el norte. Ya se admite todo: si hay un grupo de personas socialmente representadas con ciertos planteamientos, se admiten todos. Entonces, para los profesores resulta muy complicado saber cuál es la norma, y los medios de comunicación solo son testigos de algo que está ocurriendo en la sociedad y en la educación.

 

P: ¿El lenguaje persuasivo pesa más en los medios que el lenguaje informativo?

(R): Creo que sí, persuasivo y dirigido hacia lo ideológico. Ahora mismo, en los medios de comunicación se dirige todo hacia una ideología política y se ha convertido en un “o estás conmigo o estás contra mí”. Esto está tocando mucho el lenguaje, a los lectores y a la sociedad, porque se percibe una violencia muy sutil entre gente que piensa distinto e incluso llega a veces a lo personal. Y esto me parece un error, porque la democracia implica libertad de pensamiento y no hay que tratar a la persona en función de sus ideas.

 

Los medios de comunicación representan lo que está pasando en el mundo y, en realidad, son testigos y testimonio de lo que ocurre en la sociedad en general. 

 

(P): Cuenta con una amplia obra literaria de poesía ¿Qué tienen los versos que no expresan ni el relato ni la novela?

(R): Sensibilidad, esa parte sutil, emoción. No digo que no se exprese en una novela o en un relato, pero en la poesía existe una densidad expresiva y emocional que el relato no siempre permite.

 

La poesía transmite emociones, sentimientos, percepciones, el lenguaje es mucho más denso expresivamente, más creativo y, para alguien que ama el lenguaje, la poesía es el espacio perfecto.   

 

(P): Ha formado parte como jurado en diferentes premios literarios. ¿Echa en falta una mayor participación de los jóvenes en estos concursos?

(R): Echo mucho en falta más premios literarios para la gente joven. Ahora, las editoriales están percibiendo que, comercialmente, la gente joven es un sector muy interesante porque, a pesar de que se diga que los jóvenes no leen, leen mucha poesía. Otra cosa es la calidad de la poesía que leen, aunque no importa demasiado, lo importante es que lean, luego, la calidad la buscarán cuando sean más adultos y busquen otras lecturas. 

 

Echo de menos premios de poesía para jóvenes, aunque sí se están incrementando. Además, hay que animar a la gente joven a que participen y escriban, pero son muy inseguros. En clase, les animamos muchísimo y ellos tardan un poco en dar el paso, pero vamos consiguiendo cositas.

 

(P): Como profesora de la Facultad de Comunicación, ¿qué mensaje le daría a aquellos jóvenes que deseen estudiar Periodismo, Publicidad o Marketing?

(R): Que sigan su vocación, que sean buenos estudiantes -porque se puede ser buen estudiante y pasárselo bien, no es incompatible-, y que intenten sacar buenas notas porque el mercado laboral es muy competitivo y, aquellos que son brillantes, se colocan mejor. Pero, sobre todo, que se dejen guiar por la vocación.

 

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