Loïc Roche: “La comunicación interna en las universidades exige canales de comunicación claros, bidireccionales y transparentes”

Loïc Roche es un profundo conocedor de la comunicación universitaria en las universidades católicas y pontificias de todo el mundo. Como director de Comunicación de la Federación Internacional de Universidades Católicas (FIUC), defiende que la comunicación debe ser siempre un reflejo fiel de la identidad institucional, al tiempo que actúa como motor de cohesión y proyección social en el ámbito académico. Entre sus múltiples responsabilidades al frente de la FIUC, la estrategia ocupa un lugar central, y fue precisamente su capacidad, tenacidad y compromiso lo que destacó cuando la Universidad Pontificia de Salamanca le propuso coorganizar el I Congreso Internacional La comunicación interna en las universidades católicas y pontificias: límites y desafíos. No dudó un instante en sumarse a este nuevo espacio de diálogo y formación, con el propósito, en sus propias palabras, de “proyectar un trabajo en red duradero al servicio de las universidades católicas de todo el mundo”.

Pregunta (P): ¿Cuál cree que es el papel que la comunicación debería tener en la vida universitaria, más allá de lo meramente informativo?

 

Respuesta (R): La comunicación universitaria no puede reducirse a la transmisión de información; su papel es mucho más profundo. En la vida universitaria, la comunicación es un verdadero tejido que articula la identidad institucional, fomenta el sentido de pertenencia y da coherencia a la misión educativa.

 

Más allá de informar, la comunicación tiene la capacidad de generar comunidad, de crear espacios de diálogo entre estudiantes, docentes y personal, y de impulsar una cultura de transparencia y confianza. Cuando se ejerce con visión estratégica, se convierte en una herramienta formativa: educa en valores, proyecta la misión al interior y al exterior, y permite que la universidad sea un actor social relevante.

 

En este sentido, la comunicación universitaria no solo responde a la pregunta ‘¿qué hacemos?’, sino también a ‘¿quiénes somos?’ y ‘¿para qué existimos?’. Ese es su papel transformador: dar voz, sentido y horizonte a la vida académica.

 

(P): Sabemos que la comunicación universitaria no solo busca informar, sino también crear comunidad. ¿Qué estrategias considera que son las más efectivas para lograr este objetivo? 

 

(R): Para que la comunicación universitaria cumpla un papel transformador, se requieren estrategias integrales. En primer lugar, la creación de canales bidireccionales, donde la comunidad universitaria no solo reciba información, sino también pueda expresarse y sentirse escuchada. Esto fortalece la confianza y el sentido de pertenencia.

 

En segundo lugar, la coherencia narrativa: es fundamental que cada mensaje —desde una campaña digital hasta una reunión interna— refleje los valores y la misión de la institución. La comunicación debe ser siempre un espejo de la identidad.

 

Otro elemento clave es la capacitación constante de los equipos de comunicación, para que desarrollen competencias digitales, interculturales y estratégicas. De esta manera, la comunicación se convierte en un motor de innovación y no solo en una función operativa.

 

Finalmente, considero esencial fomentar espacios de encuentro: talleres, foros y actividades participativas que traduzcan la comunicación en experiencias vividas. Estas estrategias, combinadas, permiten que la universidad sea percibida no solo como un lugar de formación académica, sino como una comunidad de vida y valores compartidos.

 

(P): Este congreso tiene por nombre ´La comunicación interna en las instituciones católicas y pontificias. Límites y Desafíos´. ¿Cuál es la motivación de este tema y qué cuestiones cree que son urgentes de abordar hoy en las universidades católicas?

 

(R): La motivación de este congreso nace de una constatación muy concreta: en nuestras universidades católicas la comunicación interna es un factor decisivo para mantener viva la misión institucional, pero al mismo tiempo enfrenta límites y desafíos cada vez más complejos. Salamanca será el espacio donde reflexionaremos colectivamente sobre ello y daremos un paso más con la creación de una red profesional de comunicadores que nos permita aprender juntos, compartir buenas prácticas y fortalecer la identidad común.

 

Las cuestiones urgentes son claras. Primero, cómo lograr que la comunicación interna sea realmente inclusiva y bidireccional, en un contexto universitario cada vez más plural y globalizado. Segundo, cómo integrar la transformación digital sin perder la dimensión humana y comunitaria que caracteriza a nuestras instituciones. Y tercero, cómo asegurar la coherencia entre el mensaje que transmitimos y los valores que queremos encarnar: verdad, justicia, servicio y esperanza.

 

En definitiva, este congreso busca abrir un espacio de diálogo y de formación que no se agote en un evento puntual, sino que se proyecte en un trabajo en red duradero al servicio de las universidades católicas de todo el mundo.

 

(P): La FIUC organiza este congreso con la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA). ¿Cómo ha sido el proceso de trabajo conjunto con el gabinete de comunicación y qué aporta esta alianza a la organización del evento?

 

La colaboración con la Universidad Pontificia de Salamanca ha sido ejemplar desde el inicio. El Gabinete de Comunicación de la UPSA se ha implicado activamente no solo en la dimensión operativa del congreso, sino también en la reflexión estratégica sobre cómo abordar los retos de la comunicación interna en instituciones católicas y pontificias.

 

Este proceso ha sido acompañado por un comité de trabajo integrado por profesionales de la comunicación y de las relaciones internacionales de varias universidades miembros: la Universidad Católica de Ávila, la Universidad Ramon Llull, la Pontificia Università della Santa Croce, la Pontificia Universidad Gregoriana, la Catholic University in Ružomberok (Eslovaquia), St Mary’s University de Twickenham y la Catholic University of Croatia.

 

Queremos expresar un especial agradecimiento a la UPSA, a su Rector y a todo su equipo por haber propuesto esta colaboración tras el Congreso de Roma celebrado en la Università della Santa Croce con la red de comunicación de la ODUCAL (Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe) en septiembre de 2024, titulado ‘Construyendo puentes: comunicación, identidad y confianza’. Gracias a su iniciativa, este proyecto ha tomado forma y hoy se abre como un espacio colectivo de reflexión y de construcción en red al ámbito internacional.

 

Gracias a esta colaboración amplia y especializada, hemos podido articular una agenda que refleja tanto la visión global de la FIUC como la riqueza de las experiencias locales. Esta alianza —entre la FIUC, la UPSA y un comité internacional de expertos— aporta credibilidad, diversidad de miradas y una fuerte capacidad de difusión, garantizando que el congreso sea un verdadero espacio de aprendizaje colectivo y de proyección a futuro.

 

(P): Hablando desde una perspectiva más personal, ¿qué es lo que más le emociona de poder llevar a cabo este congreso?

 

(R): Lo que más me emociona de este congreso es que tiene también un significado profundamente personal. A lo largo de mi carrera ya he tenido la oportunidad de trabajar con la Universidad Pontificia de Salamanca y de organizar allí algunos eventos, por lo que regresar ahora en este nuevo contexto representa un reencuentro con una institución con la que guardo una relación de confianza y de colaboración.

 

Además, Salamanca es la ciudad donde hace casi 25 años realicé mi primera ponencia universitaria, en un congreso de latinoamericanistas. Volver ahora con la FIUC para reflexionar sobre los desafíos de la comunicación en nuestras universidades católicas es, de algún modo, cerrar un círculo y abrir otro nuevo. Me emociona ver cómo la historia personal y la historia institucional se entrelazan para dar vida a un proyecto que mira hacia el futuro.

 

(P): ¿Qué espera de la participación de los directores de comunicación de universidades católicas y de los asistentes? ¿Qué aportaciones al debate cree que cada grupo de expertos puede hacer?

 

(R): Espero, ante todo, que la participación de los directores de comunicación sea activa y propositiva. Ellos conocen de primera mano los retos cotidianos de nuestras universidades: desde la gestión de crisis y la comunicación digital hasta la necesidad de fortalecer la identidad institucional. Su experiencia práctica permitirá que el debate sea realista, con ejemplos concretos que nos ayuden a identificar buenas prácticas y a diseñar estrategias transferibles.

 

Por otra parte, los demás asistentes —académicos, responsables de relaciones internacionales, gestores y estudiantes— aportan una mirada complementaria e indispensable. Ellos nos ayudan a situar la comunicación en un horizonte más amplio, vinculado con la misión educativa, la vida comunitaria y el compromiso social de la universidad.

 

La riqueza del congreso radica precisamente en este cruce de perspectivas: los directores de comunicación aportan la dimensión técnica y profesional, mientras que los demás participantes traen la visión académica, institucional y pastoral. En conjunto, este diálogo permitirá que la comunicación deje de ser solo una herramienta, para convertirse en un verdadero motor de cohesión, identidad y proyección social.

 

Este congreso no es solo un espacio de reflexión, también puede convertirse en una verdadera herramienta de comunicación. En el plano interno, aquí en Salamanca servirá para fortalecer los lazos entre las universidades católicas, crear una red de profesionales y consolidar un lenguaje común. Y al mismo tiempo, hacia el exterior, mostrará a la sociedad y al mundo académico la vitalidad, la diversidad y el compromiso de nuestras instituciones con la educación y con la misión que compartimos.

 

De esta forma, el congreso cumple una doble función: cohesiona internamente a nuestra comunidad universitaria y proyecta externamente una imagen coherente, innovadora y abierta al diálogo.

 

(P): En un contexto de cambios sociales y culturales, ¿qué hace que este debate cobre importancia en la actualidad y de qué manera cree que el congreso en Salamanca puede ser un momento clave para repensar la comunicación en las universidades católicas?

 

(R): Vivimos un contexto de profundos cambios sociales y culturales: la digitalización que transforma nuestras formas de relacionarnos, la pluralidad cultural y religiosa que enriquece pero también desafía a las comunidades universitarias, y una demanda creciente de transparencia y coherencia en las instituciones. Todo esto hace que la comunicación interna deje de ser un aspecto técnico para convertirse en un tema estratégico.

 

El congreso de Salamanca cobra importancia precisamente porque nos ofrece un espacio para repensar la comunicación en este nuevo escenario. No se trata solo de mejorar canales, sino de preguntarnos cómo la comunicación puede sostener la identidad católica de nuestras universidades, fortalecer la cohesión comunitaria y proyectar nuestros valores en medio de sociedades en transformación.

 

Por eso creo que este encuentro puede ser un momento clave: porque nos invita a mirar hacia el futuro, a construir redes profesionales de comunicadores y a dotar a la comunicación universitaria de un papel central en la misión académica y social de nuestras instituciones.

 

(P): Mirando hacia el futuro, ¿qué es lo que más le gustaría que este congreso dejará como legado para las universidades católicas y pontificias en materia de comunicación?

 

(R): Mirando hacia el futuro, me gustaría que este congreso dejara como legado algo más que un conjunto de ponencias o debates. La verdadera herencia debería ser la creación de un espacio permanente de colaboración entre los comunicadores de las universidades católicas y pontificias.

 

Si logramos que de Salamanca surja una red sólida de profesionales, capaz de compartir buenas prácticas, ofrecer formación continua y construir una narrativa común de nuestra misión, habremos dado un paso decisivo.

 

Ese es el legado que deseo: una comunicación más coherente, más participativa y más conectada, que refuerce la identidad de nuestras universidades y al mismo tiempo las proyecte hacia la sociedad global como actores de esperanza, diálogo y transformación.

 

(P): Finalmente, ¿qué mensaje le daría a todas aquellas personas que están considerando participar en este congreso sobre comunicación interna en las universidades católicas y pontificias?

 

Mi mensaje es una invitación clara: participar en este congreso es mucho más que asistir a un evento académico. Es la oportunidad de formar parte de una conversación global sobre cómo comunicar mejor quiénes somos y qué misión compartimos como universidades católicas y pontificias.

 

En Salamanca no solo vamos a reflexionar, vamos a vivir lo que el Papa Francisco llama la cultura del encuentro: un espacio donde las diferencias se convierten en riqueza, donde aprendemos unos de otros y donde se construyen lazos de confianza y colaboración. Esta cultura del encuentro es, de hecho, una característica propia de la FIUC, que la cultiva y la valora a través de todas las actividades que promueve en el mundo.

 

Quien participe podrá llevarse aprendizajes concretos, contactos valiosos y, sobre todo, la convicción de que la comunicación puede ser un motor de cohesión e identidad en nuestras instituciones. Este congreso no es un punto de llegada, sino el comienzo de un camino compartido al servicio de la misión universitaria y de la sociedad.