Marina Lorenzo Romero: “La Logopedia combina ciencia y empatía: es una profesión para quienes quieren marcar la diferencia”

Marina Lorenzo Romero, estudiante de Logopedia en la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA), representa a esa nueva generación de jóvenes comprometidos con la salud y el bienestar de las personas. Con una mezcla de carácter firme y sensibilidad empática, ha encontrado en la logopedia una vocación que une ciencia y humanidad. Apasionada por el ámbito neurológico y la articulación, su objetivo es claro: ayudar a quienes enfrentan dificultades en la comunicación y acompañarles en su proceso de recuperación con dedicación, respeto y calidez. Vinculada profundamente a su pueblo, Torresmenudas, y guiada por los valores transmitidos por su familia, Marina combina constancia, empatía y una firme voluntad de crecer profesionalmente para generar un impacto positivo en la vida de quienes la rodean.

Pregunta (P): ¿Qué fue lo que más influyó en tu decisión de estudiar Logopedia?

Respuesta (R): Mi decisión de estudiar Logopedia fue el resultado de un proceso de descubrimiento personal durante segundo de Bachillerato. Hasta entonces no conocía esta carrera; siempre había pensado en estudiar algo del ámbito sanitario, como Medicina, porque desde pequeña me ha atraído el mundo de la salud y tengo una gran vocación por ayudar a los demás.

 

Empecé a escuchar hablar sobre la Logopedia y me llamó mucho la atención. Decidí informarme más a fondo y saber qué hacía realmente un logopeda. Entonces, descubrí que se trata de una profesión muy completa, con un enfoque humano y cercano que me fascinó. Me sorprendió también la gran variedad de ámbitos en los que se puede trabajar: sanitario, educativo o incluso jurídico. Todo ello me hizo ver la Logopedia como una carrera muy versátil y llena de posibilidades.

 

Descubrí que reunía justo lo que buscaba: una carrera sanitaria con trato directo con las personas, en la que pudiera acompañarlas, ayudarles a comunicarse y mejorar su bienestar. Finalmente, supe que este era mi camino porque combina ciencia y empatía, técnica y humanidad, y me permite cumplir mi sueño de contribuir de forma real a la vida de los demás.

 

(P): ¿De qué manera el enfoque práctico de las asignaturas te ha ayudado a conectar con la realidad profesional del logopeda?

(R): El enfoque práctico de las asignaturas me ha ayudado a conectar con la realidad profesional del logopeda. Desde primero, tenemos la oportunidad de acercarnos al trato con pacientes y conocer técnicas, pruebas y formas de intervención, lo que hace que todo lo aprendido en clase cobre sentido.

 

Trabajar con casos reales desde el inicio es muy valioso porque permite entender la responsabilidad y la sensibilidad que exige esta profesión. Incluso en contextos formativos, la experiencia con pacientes te hace sentir más cerca de tu futuro trabajo y te motiva a seguir aprendiendo.

 

También resulta muy enriquecedor observar a los compañeros en el servicio clínico. Aprendemos de sus intervenciones, analizamos distintas metodologías y reflexionamos sobre nuestras propias habilidades. Este aprendizaje práctico no solo fortalece nuestros conocimientos, sino que fomenta la observación, la autocrítica y la empatía, cualidades esenciales para crecer como futuros logopedas.

 

(P): ¿Qué asignatura o temática te ha resultado más inspiradora o significativa durante el grado?

(R): A lo largo del grado he cursado muchas asignaturas que han sido clave para construir una base sólida de conocimientos, sobre todo en primero y segundo, donde predominan las materias generales. Con el tiempo, comprendí que esas asignaturas teóricas son esenciales para entender las más específicas que vienen después.

 

Las que más me han inspirado son las relacionadas con el ámbito neurológico y de la articulación, como Neuroanatomía, Neuropsicología, Trastornos comunicativos y lingüísticos en lesiones cerebrales adquiridas o Trastornos de articulación. Son materias que despiertan en mí una gran curiosidad y motivación, y que disfruto aprendiendo. Me apasiona comprender cómo funciona el cerebro, cómo surge el lenguaje y cómo las lesiones neurológicas afectan a la comunicación.

 

Aunque sigo descubriendo los distintos ámbitos de la logopedia, estas áreas son las que más me atraen y me animan a seguir formándome por mi cuenta. Suelo leer artículos, asistir a charlas y congresos, como el de AELFA-IF, al que acudí en junio, una experiencia que reforzó mi interés por la investigación y me recordó lo apasionante que puede ser esta profesión.

 

(P): ¿Cómo ves la evolución de la Logopedia en los últimos años?

(R): Su evolución ha sido positiva, aunque todavía lenta en comparación con otras profesiones sanitarias. Aún queda camino por recorrer para que tenga el reconocimiento y la presencia que merece en los ámbitos sanitario, educativo y social.

 

En los últimos años, se han producido avances importantes, cada vez se valora más el papel del logopeda, se amplían los campos de actuación y crece el interés por la investigación. Sin embargo, sigue existiendo un gran desconocimiento sobre nuestra labor y sobre el impacto que puede tener en la calidad de vida de las personas.

 

El progreso pasa por seguir apostando por la formación, la divulgación y la especialización, además de generar más espacios donde el logopeda trabaje junto a otros profesionales de la salud. La Logopedia tiene un gran potencial, y su evolución debería orientarse hacia una mayor colaboración interdisciplinar y una presencia más sólida en los equipos clínicos y educativos.

 

(P): ¿Qué le dirías a un estudiante que está dudando en estudiar Logopedia?

(R): Que lo entiendo perfectamente. Porque yo también pasé por ese momento de incertidumbre. Es normal no conocer bien la carrera al principio o no tener claro en qué consiste exactamente, ya que no es una de las profesiones más visibles. Pero, si siente curiosidad por el funcionamiento del lenguaje, por la comunicación y, sobre todo, por ayudar a las personas, la Logopedia puede ser una elección maravillosa.

 

Esta carrera tiene algo muy especial: combina ciencia y empatía. Te enseña sobre el cuerpo, el cerebro, la voz y el habla, pero también sobre la paciencia, la escucha y el acompañamiento. No se trata solo de estudiar teoría, sino de aprender a comprender a las personas y celebrar con ellas cada avance.

 

Al principio, las asignaturas son más generales y puede costar ver la conexión con la práctica, pero todo encaja cuando comienzas a tratar con pacientes o a observar a tus compañeros. Es entonces cuando entiendes el verdadero valor y el impacto de esta profesión, que has elegido algo que verdaderamente vale la pena.

 

La Logopedia ofrece además una gran variedad de posibilidades: desde el ámbito educativo y sanitario hasta el social o judicial. Esa diversidad hace que siempre haya algo nuevo que descubrir. En mi caso, sigo explorando, pero sé que he encontrado un camino que me motiva y me hace sentir bien conmigo misma.

 

Por eso, le animaría a informarse, investigar y, sobre todo, dejarse guiar por lo que siente. Si tiene el deseo de ayudar y acompañar a otros en su progreso, la Logopedia puede ser mucho más que una carrera: puede ser su lugar.