Santiago Guijarro: “El futuro de los estudios de Teología en España pasa por la incorporación de los laicos y las mujeres”

Es experto en el estudio de la Biblia y del Nuevo Testamento, apasionado de los detalles que rodean al contexto en el que vivió Jesús y entusiasta del sentido que las sagradas escrituras tienen en la actualidad. El catedrático de la Facultad de Teología Santiago Guijarro (Illescas, Toledo) tiene la vista puesta en el pasado para ofrecer respuestas al futuro e integrar en él, de forma colaborativa y comprometida, a todos aquellos perfiles que quieran ser activos en promover los pasos del cristianismo. Miembro de la Real Academia de Doctores de España en la sección de Teología, considera que su participación en este foro ayudará a entender mejor esta disciplina y a generar una reflexión constructiva con otros saberes. No puede vivir sin la lectura y sin sus habituales paseos por la ribera del Tormes, y aprecia, por encima de todo, la bondad con el sentido que le daba Machado cuando afirmaba "ser, en el buen sentido de la palabra, bueno".

Pregunta (P): Usted se dedica al estudio de la Biblia. ¿Qué sentido tiene hoy estudiar la Biblia? ¿No es un libro alejado de nuestras preocupaciones y de la vida de hoy?

Respuesta (R): La Biblia está hoy mucho menos presente en la vida cotidiana que lo que estuvo en otros tiempos. Por poner un ejemplo, hace años hubo un programa de radio que se titulaba La Biblia, medida de la Verdad y tenía una duración de dos horas diarias, lo cual demuestra que eran otros tiempos. Sin embargo, no debemos olvidar que la Biblia está en la base de nuestra cultura, pertenece al código cultural, a lo que Harold Bloom llamó “el canon cultural de occidente”. 

 

Sin conocer la Biblia es muy difícil ir a un museo, entender qué es lo que pasa en las calles de España en Semana Santa o visitar una iglesia, porque hay muchas manifestaciones culturales que tienen su raíz en la Biblia, sobre todo en el Nuevo Testamento y en los Evangelios.

 

Estamos en una sociedad que es menos religiosa y menos cristiana, pero eso no significa que la Biblia haya perdido vigencia. Es necesario y conveniente conocerla para estar en este mundo en el que vivimos.

  

(P): Usted ha pasado largas temporadas en Jerusalén para estudiar el contexto en que vivió Jesús y sus primeros discípulos. ¿Qué ha aportado la arqueología a los estudios bíblicos y, en particular, a los estudios sobre los evangelios?

(R): En la primera mitad del siglo pasado, los estudios bíblicos estuvieron muy enfocados en el estudio de los textos, pero más tarde, gracias a la arqueología y a las ciencias, los biblistas se dieron cuenta de que era importante conocer el contexto de dichos escritos. Este aspecto es muy importante porque, si una conversación podemos sacarla de contexto y tergiversarla con facilidad, imaginad lo que puede suceder con los textos antiguos, y no hay que olvidar que la Biblia es un libro de otra cultura. Por lo tanto, todo lo que podamos hacer por recuperar el contexto de la Biblia nos ayudará mucho a entender bien los textos.

 

Por otra parte, la arqueología te da, sobre todo, una sensación de concreto. Por ejemplo, si visitas el Lago de Galilea y te sientas en Cafarnaúm piensas: “aquí estuvo Jesús y vio este lago”, lo cual estimula muchísimo la imaginación y reconstruye el ambiente. Considero que la arqueología ha sido una aportación muy grande al estudio de la Biblia. La cercanía y frecuencia con la tierra de Jesús me ha ayudado a construir el imaginario de la Biblia y, en especial, el del Nuevo Testamento y los Evangelios.

  

(P): ¿Qué ha supuesto para usted haber sido elegido como académico de número de la Real Academia de Doctores de España en la sección de Teología?

(R): En un primer momento fue una sorpresa, porque nunca había pensado que pudieran distinguirme con ese nombramiento. Posteriormente, lo que más me atrajo de esta incorporación a la Real Academia de Doctores es el hecho de que es la única institución de este tipo en la que tiene cabida la Teología, y que esta se encuentra junto a otras disciplinas. 

 

Hay otras academias que están especializadas en un área, por ejemplo, en Historia o en Ciencias Morales y son muy interesantes porque están muy bien enfocadas, pero la Academia de Doctores tiene diez secciones y en ella hay de todos los campos del saber. 

 

Es una oportunidad para hacer presente la reflexión teológica en el discurso de los distintos saberes y, en ese sentido, me parece que es algo muy universitario.

 

(P): ¿Cuáles son los nuevos enfoques profesionales para los titulados en Teología?

(R): Los estudios de Teología han estado muy enfocados a la formación de los sacerdotes, y de hecho nuestros alumnos en las Facultades de Teología de España son mayoritariamente jóvenes que se están preparando para ser sacerdotes en una congregación o en una diócesis. 

 

Creo que el futuro de estos estudios está en la incorporación de los laicos y de las mujeres, porque cada vez va ser más necesario en las diócesis españolas la colaboración en tareas que no son específicas de los sacerdotes. Por ejemplo, ¿por qué un delegado de catequesis tiene que ser un sacerdote? Puede ser un laico o una laica que estén bien formados en Teología. 

 

En España, esta es una tarea pendiente; en otros países, como, por ejemplo, en Alemania o en Italia, los laicos están mucho más presentes y con responsabilidades reales en la vida de la Iglesia. Y esto pasa por tener una buena formación. Nuestra Universidad puede prestar un gran servicio, no solo desde la Facultad de Teología, sino también desde la Facultad de Derecho Canónico, que forma también a muchos laicos para que hagan tareas que no tenemos por qué hacerlas los sacerdotes. 

 

Personalmente, considero que ahí hay un futuro muy interesante para la Facultad de Teología, siempre que se sepa presentar bien y sea reconocido.

 

(P): ¿Qué consejo daría a aquellos alumnos que están pensando en estudiar Teología en la UPSA?

(R): Que piensen y reflexionen si verdaderamente la van a estudiar con un espíritu de búsqueda. La Teología no se puede estudiar pasivamente -en realidad ningún estudio que sea vocacional se podría estudiar de forma pasiva- porque la definición esencial de la Teología, la que dio San Anselmo, es la de Fides quaerens intellectum, es decir, “la fe que busca comprender”. 

 

Para estudiar Teología se requiere fe, porque es una reflexión a partir de la fe, pero se requiere también tener el deseo de buscar e investigar. El estudiante de Teología tiene que ser un explorador que va buscando la coherencia de la fe, que cree y que busca la coherencia de dicha fe a través del intelecto y la razón, es decir, es alguien que busca el sentido de las verdades de fe.