Natalia Hernández Redondo: “Se habla mucho de inclusión, pero se invierte poco en ella”

No se cansará de pedir más recursos y de poner en valor una educación de calidad para todos. Tampoco cesa de hacer lo que esté en su mano para que los alumnos con Necesidades Educativas Especiales (NEE) evolucionen en un marco educativo sin diferencias. Y, por supuesto, pondrá siempre su experiencia y conocimientos en favorecer la integración de aquellas personas con discapacidad intelectual. Esta es Natalia Hernández Redondo, alumni de la Facultad de Educación, que ha cursado Magisterio en Educación Infantil, Magisterio en Educación Primaria (con mención en Necesidades Educativas Especiales) y ha ganado un premio con el proyecto de Investigación CAPACITABOT. Actualmente, trabaja en la Asociación de Asperger de Salamanca (ASAS), donde realiza actividades para el fomento de las habilidades sociales de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA).

(P) Ha cursado dos grados en la UPSA: Maestro en Educación Infantil y Maestro en Educación Primaria (NEE), ¿en qué aspectos de su vida profesional le han servido?

(R) La Universidad no solo me ofreció la posibilidad de realizar las prácticas en cualquier centro público, concertado o de educación especial -en caso de realizar la mención de Necesidades Educativas Especiales, como es mi caso-, sino que, además, me permitió hacerlas en el extranjero, en Perú, donde pude dar clase a docentes indígenas.  

Por otra parte, la ratio profesor-alumno proporciona una atención más individualizada, así como un mayor número de salidas, permitiéndonos conocer la realidad de los Centros Rurales Agrupados (CRA) o de los colegios de educación especial.  

 

(P) ¿Cree que actualmente el sistema educativo ofrece soluciones reales a las personas con necesidades educativas especiales? 

(R) Los centros realizan lo que está en su mano para garantizar la educación e inclusión de las personas con dificultades, pero resulta obvio que no hay medios suficientes para cubrir las necesidades de este colectivo. Para todo profesional que se encuentre en un aula es evidente que se hace difícil la atención personalizada a 25 alumnos. 

Adaptar actividades, realizar informes, guiar al alumno, enseñarle con pictogramas... es algo que necesitan y a lo que el docente tiene que responder, pero resulta complicado aplicarlo sin un menor número de alumnos o sin un profesor de apoyo permanente en el aula.  

Como síntesis, creo que aún queda mucho por hacer y concienciar sobre estas personas, porque se habla mucho de inclusión, pero se invierte poco en ella.  

 

(P) Actualmente, desempeña su labor profesional en la Asociación de Asperger de Salamanca (ASAS) para jóvenes con autismo, ¿cuáles son las nuevas líneas de trabajo en este ámbito?, ¿hacia dónde van las nuevas directrices? 

(R) La Asociación trata a las personas con autismo, intentando visibilizar este trastorno -que no enfermedad, ni discapacidad intelectual-. También ayuda a personas con TEA en su progreso personal y desarrollo de las habilidades sociales, además de potenciar la comunicación e inclusión en la sociedad y orientación laboral.  Por otro lado, cuenta con psicólogos que acuden a los centros educativos para proporcionar a estos alumnos pautas de comportamiento aceptadas socialmente, anticipación de los sucesos y modelos de interacción con los compañeros, y es necesario dar a conocer la diversidad entre los más pequeños para que pueda producirse la inclusión. En la actualidad, la mayoría de personas con TEA ha sufrido bullying, lo que evidencia su desconocimiento, falta de educación y estrategias para sobrellevar el tema.   

Resulta también fundamental la orientación hacia la vida laboral, conocer sus posibilidades y limitaciones. A día de hoy, persiste la lucha constante con la sociedad sobre las capacidades de estas personas, igual de capaces que el resto de la humanidad que, habitualmente, infravaloran las habilidades del colectivo.

 

(R) Usted participó en el proyecto de investigación del Club Universitario de Innovación CapacitaBOT que resultó premiado en la edición 2019-2020, ¿qué avances lograron a través de esta iniciativa?, ¿cómo influyó este trabajo en su formación profesional? 

(P) Esta Aplicación persigue ayudar a personas con discapacidad intelectual a iniciar y mantener una conversación. Con esta herramienta pretendemos incluir a este colectivo en la sociedad, paliando sus dificultades comunicativas y evitando así cualquier tipo de discriminación.  

La frase ‘todos somos iguales’ puede no ser del todo cierto, pero ¿y qué pasa si no es así?, ¿por qué no normalizamos las diferencias y aprendemos a vivir con ellas? Tal vez ahí esté la grandeza: en enseñarnos, ayudarnos y comprendernos entre todos; tal vez de esta forma sea como más podamos enriquecernos y avanzar como sociedad. Por mi parte, puedo corroborar otro dicho: “Ayudar a los demás enriquece a uno mismo”.

 

(P) Como alumno de la UPSA, ¿qué consejo le daría a un estudiante que se forma actualmente en la Facultad de Educación?, ¿qué parte recuerda con más cariño de su paso por las aulas? 

(R) Como consejo personal, le diría que se anime a participar en todo lo que se le proponga, que no tenga miedo a conocer realidades diferentes, que se apunte a todas las visitas que pueda, que investigue y exponga nuevas ideas a los profesores, que vea todo aprendizaje como una posibilidad y que de todas las asignaturas extraiga los conocimientos más valiosos.   

He estudiado en esta universidad privada las carreras y en una pública el Máster de Necesidades Educativas Especiales y resulta evidente que, gracias al número de alumnos por clase, los profesores pueden dedicarte mucha más atención. No eres un número, eres una persona con tu nombre y tus problemas y, aunque siempre puedes encontrar de todo, destaco el apoyo, la ayuda y la disposición de su profesorado.