“Los alumnos mayores de 55 años aportan a la docencia universitaria un nuevo dinamismo, entrega e ilusión”

Decía Adoración Holgado, fundadora de la Universidad de la Experiencia, que los mayores tienen mucho que aportar y siempre tienen algo que aprender. Precisamente, han encontrado el placer de estudiar en las universidades españolas gracias al proyecto pionero de la UPSA que se extendió por toda España. Con un apoyo incansable y de forma desapercibida, desde 1993, la labor diaria de María Teresa Ramos Bernal ha permitido que el legado de ‘Dori’ se mantenga y se renueve. Su propósito de servir a los mayores, siempre con una sonrisa y amabilidad, define la labor de la actual directora del Programa Interuniversitario de la Experiencia UPSA.

Pregunta (P): ¿Cuál es el propósito del Programa Interuniversitario de la Experiencia con los mayores?

Respuesta (R): Es una oferta de extensión universitaria y de formación a lo largo de toda la vida. Un programa de formación universitaria que difunde el conocimiento, la cultura, y la investigación. Promueve el intercambio intergeneracional de relaciones, tanto entre los propios mayores como entre estos y otros grupos de edad. También potencia el intercambio de experiencias profesionales y personales e impulsa la crítica, la reflexión y actitudes solidarias y participativas, fomentando no solo el enriquecimiento cultural personal, sino también social.

Este programa permite acercar y abrir la Universidad a personas que en su momento no pudieron y cada vez más, a muchas otras que, tras la etapa profesional, quieren volver a la universidad para recordar conocimientos, aprender otros nuevos, compartir experiencias, conocer y relacionarse con otras personas, y seguir activos física y mentalmente, promoviendo un mayor desarrollo y crecimiento personal, pudiendo contribuir así en la mejora de la sociedad en su conjunto.

 

(P): Los mayores de 55 años vienen a la Universidad para aprender, volver a recordar y relacionarse con los demás. ¿Son exigentes con la docencia?

(R): ¡Por supuesto! Les gusta la adecuada preparación del profesor, su entrega, los contenidos que imparte, la metodología que utiliza, la puntualidad, los materiales que entrega, la atención que les presta y también valoran las intervenciones de los compañeros.           

Junto con la asistencia a clase, los alumnos cumplimentan un cuestionario al finalizar cada materia para evaluar al profesorado y siempre destacan un alto grado de satisfacción. Mayoritariamente, a los alumnos les gusta la clase magistral. 

En estos 28 años han colaborado muchos profesores y todos reconocen que los alumnos mayores de 55 años aportan a la docencia universitaria un nuevo dinamismo, entrega e ilusión. 

 

(P): El perfil de las personas que estudian en la Experiencia es muy variado. ¿Cómo es posible crear un programa en el que jubilados catedráticos, empresarios, amas de casa, personas sin estudios, etc. estén integrados?

(R):  Contribuyen varios factores. El primero y más importante es el alumno. El profesor Ortega Carmona decía que el alumno de la Experiencia es el ideal por excelencia. Se matricula porque está motivado, quiere aprender, no necesita ningún título oficial para trabajar, etc.

Otro factor es el Programa: el diseño del primer Programa de la Universidad de la Experiencia (1993) lo elaboró la UPSA, a petición de la Junta de Castilla y León y la Fundación del Hombre, pero en el diseño del Programa Interuniversitario de la Experiencia, así como en la última modificación realizada en 2016-2017, además de la participación de las otras siete universidades de la Comunidad, han contribuido las evaluaciones y sugerencias de los alumnos de todas las sedes. Este último plan de estudios presenta una parte común de materias obligatorias y otra flexible (los itinerarios) con contenidos actuales y diferentes en cada curso académico. 

Un tercer factor es el económico, porque su coste de matrícula es bajo.  El Programa estuvo financiado en su totalidad por la Junta de Castilla y León desde 1993 hasta el curso 2012. A partir de ese año, la Consejería de Familia de la Junta de Castilla y León cofinancia el Programa y cada año aumenta la subvención. 

Un cuarto factor muy importante es la implicación de la Universidad, como autoridades académicas, profesores, infraestructuras, personal administrativo, directores y coordinadores del Programa, que prestan una atención adecuada a todos los alumnos.

 

(P): ¿Qué ha aprendido de los mayores desde que comenzó a trabajar con ellos?

(R): Muchísimas cosas como la motivación, ilusión y curiosidad por aprender, responsabilidad, compromiso de asistencia y participación, disponibilidad para colaborar, agradecimiento que manifiestan diariamente, cariño y amor a la familia, fidelidad a la Universidad o no tener miedo a nuevos retos, a buscar y realizar nuevas actividades.

Son personas con más de 55 años que posibilitan y contribuyen a desarrollar la sociedad que tenemos, que disfrutan de los logros y que, además, siguen activos e integrados. Aportan conocimientos, experiencia, valores y actitudes, dando ejemplo diario del buen hacer.

 

 (P): ¿Cuál es su propuesta de futuro sobre la educación de los mayores?

La propuesta es trabajar en la mejora del Programa como aumentar el presupuesto para ofrecer más horas lectivas, aumentar la retribución económica del profesorado, de la coordinación y de la dirección.

Tenemos que potenciar de nuevo los intercambios de alumnos con otros programas universitarios de mayores de universidades españolas y extranjeras. Consolidar convenios con otras instituciones para complementar la oferta académica y cultural. Realizar proyectos de investigación intergeneracional entre mayores y jóvenes.

También seguir innovando con formación online y desarrollando la Cátedra de Investigación Adoración Holgado, creada en 2018.

Y trabajar en la inclusión en los Estatutos de las universidades, la representatividad de los alumnos, etc. Otro de los retos de AEPUM (Asociación Estatal de Programas Universitarios para Mayores) es consolidar en el Ministerio de Ciencia e Innovación el reconocimiento de estas enseñanzas universitarias sin título profesional. 

En relación con la Asociación de Antiguos Alumnos, tenemos que potenciarla con diferentes actividades pero, siempre, conciliando la vinculación con la Universidad y el respeto y desarrollo de su autonomía.

Deseo que el camino que inicié en 1994 no termine y sigamos trabajando con ilusión siendo curiosos, creyendo y apostando por las personas.